jueves, 8 de enero de 2009

Cadena perpetua por decir la verdad

Un recorte de prensa de hace unas semanas me vuelve a espantar recordándome que un tribunal chino ha condenado a cadena perpetua a un activista tibetano y ha impuesto largas condenas a otros seis. Sus delitos: pasar información al extranjero sobre la situación del Tíbet. Comunicar lo que sucede, confesar la opresión, revelar la verdad, contar la humillación, declarar la infamia, exponer la degradación moral y testimoniar la intolerancia se paga muy caro en los estados totalitarios. En esos lugares, la mentira es necesaria para considerarse verdadero.

Un artículo de Ángeles Caso en Público anuncia la iniciativa de Amnistía Internacional: una campaña llamada Regala tus palabras para mandar mensajes de apoyo a tres presos de conciencia africanos. Se pueden enviar a través de la página web www.es.amnesty.org/regalatuspalabras

Es hora de actuar masivamente. A todas las personas que sufren persecuciones por ser libres y contar lo que de verdad sucede les diría que cuenten conmigo, que apuesto por ellos, porque soy ellos y ellos, yo. Todos somos uno y nos necesitamos más que nunca. Parafraseando a George Orwell, "en tiempos de engaños y mentiras, decir la verdad es un acto revolucionario". Tenemos derecho a rebelarnos. Ya.

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