domingo, 31 de mayo de 2009

Hambre en un planeta extremadamente rico

Según el informe anual de Amnistía Internacional sobre los derechos humanos, hay cerca de 1.000 millones de personas que pasan hambre en el planeta; repito la cifra porque no es baladí, 1.ooo millones, o sea, 1.000.000.000 de seres humanos sufriendo por no poder alimentarse lo suficiente. Una frivolidad y una aberración; y, si además tenemos en cuenta las muertes en todo tipo de conflictos, los abusos e injusticias, podemos subrayar, como dijo hace poco el cineasta Lars Von Trier, que "el caos reina". El caos reina en un planeta paradisíaco, qué contradicción! La solidaridad, la compasión y la justicia hace ya tiempo que las hemos desinteriorizado, y hace más que o han desaparecido del diccionario o sencillamente más nos interesa no verlas. Hay que sufrir, debemos experimentarlo todo para saber lo que se siente, incluso pasando hambre en un mundo extremadamente rico. Otra paradoja más!

jueves, 19 de febrero de 2009

La realidad como proyección de la mente: somos lo que pensamos

Dijo Buda hace mucho tiempo que somos lo que pensamos, que todo lo que somos surge con nuestro pensamiento, que con nuestros pensamientos creamos el mundo, y, concluía: "habla o actúa con una mente impura y los problemas te seguirán como la rueda sigue al buey que tira del carro; habla o actúa con una mente pura y la felicidad te seguirá como tu sombra".
Tal y como dijo Milarepa, otro gran maestro, "mi religión es vivir y morir sin remordimientos". Que así sea.

lunes, 16 de febrero de 2009

¿Vivimos?

Henry David Thoreau fue un ser especial. Su experiencia en soledad y en comunión con la naturaleza durante dos años la reflejó en su libro Walden, en el que apuntaba que se fue a vivir profundamente en el bosque para no darse cuenta en el momento de morir, de que no había vivido. ¿Vivimos?
Padmasambhava se preguntó: ¿existe noción más escalofriante sobre el mundo moderno sobre la que la mayoría de la gente muere sin estar preparada para la muerte, de la misma forma que ha vivido, es decir, sin estar preparada para la muerte?

martes, 13 de enero de 2009

Tenemos derecho a rebelarnos

Para el filósofo indio Krishnamurti “los problemas mundanos sólo se resolverían mediante la completa transformación interna del ser humano, porque la crisis contemporánea es una crisis de conciencia, una crisis que ya no puede continuar aceptando las viejas normas, los viejos patrones, las antiguas tradiciones… y, considerando lo que el mundo es ahora, con toda la miseria, conflictos, brutalidad destructiva, agresión y demás, el hombre es aún como era antes, aún es brutal, violento, agresivo, posesivo, competitivo…y ha construido una sociedad alrededor de esto”. En sus numerosas charlas hablaba de la importancia de traer a la mente humana la revolución radical, entregándonos completamente a cada uno de los asuntos que necesitáramos averiguar y no aceptando las cosas como son, sino entendiéndolas, digiriéndolas, examinándolas. Perseguía una manera diferente de vivir. Y concluía: “Pero eso depende de ti y de nadie más, porque en esto no hay maestro, ni alumno, ni líder, ni gurú, ni amo ni sirviente. Tú eres el maestro, el alumno, el amo, el gurú y el líder…¡¡ERES TODO!! … y, entender es transformar lo que es”.

Al hilo de lo que proclamaba Krishnamurti, el científico y divulgador Carl Sagan sentenciaba en su serie Cosmos: “Los viejos intereses, desde el chauvinismo racial, sexual, y religioso, hasta el fervor nacionalista rabioso están dejando de funcionar. Una nueva conciencia se está desarrollando y ve la tierra como un único organismo; y reconoce que un organismo en guerra consigo mismo está condenado”. Esta visión holística de la vida, en la que todos los elementos y seres vivos estamos interrelacionados y nos necesitamos mutuamente, se ha ido perdiendo por el camino. Nuestra verdadera naturaleza divina, de la que nos han separado al nacer y de la que cada vez sabemos menos, es nuestra habilidad de crear, nuestra capacidad de conectar con todo lo que existe, nuestro potencial de hacer el bien. La auténtica realización, el camino para lograr una vida más espiritual. Buda enseñó que la naturaleza de la mente y de todos los fenómenos es el vacío, el ilimitado potencial de aparecer, cambiar o desaparecer, la base que todo lo hace posible, el sentido de apertura que se siente cuando se deja descansar la mente. Básicamente, si la vacuidad es la interdependencia de todo, las cosas carecen de existencia independiente, por lo que están vacías

Un maestro tibetano precisó toda su filosofía vital en unas pocas palabras: “Reconoce siempre la característica onírica de la vida y reduce el apego y la aversión. Practica la benevolencia hacia todos los seres. Sé amoroso y compasivo, te hagan lo que te hagan los demás. Lo que puedan hacerte no te importará tanto cuando lo veas como un sueño. El truco está en tener una intención positiva durante el sueño. Esto es lo esencial. Esto es la verdadera espiritualidad”.


Tenemos derecho a rebelarnos y a cambiar este mundo. Ésta fue una de las consignas lanzadas al aire por los estudiantes franceses en mayo de 1968. Cuatro décadas después este mensaje continúa extendiéndose como la pólvora, estallando como una bomba en la conciencia y creando una formidable onda expansiva. Tenemos el derecho a rebelarnos y el poder de cambiar este mundo. De cambiar de rumbo.

sábado, 10 de enero de 2009

El sistema total

Josep Ramoneda reseña en El País el nuevo libro de Sheldon S. Wolin, Democracia S.A. La democracia dirigida y el fantasma del totalitarismo. El totalitarismo invertido, a diferencia del clásico, nace de una evolución dirigida, y su objetivo es la desmovilización de las masas desde el poder hasta devolverlas al estado infantil. El fin último consiste en crear un sistema político en el que el papel de la ciudadanía se reduce exclusivamente al momento del voto. La democracia dirigida que EEUU intenta exportar al mundo es una unión del poder corporativo y el poder gubernamental, lo que se ha llamado corporatocracia. Su pretensión es la desmovilización ciudadana, atemorizarla y desocializarla, la privatización de las funciones y los servicios públicos, la implementación de políticas económicas destinadas a beneficiar a las élites y un desprecio a las políticas sociales.

Así, el poder corporativo se politiza más y el poder del Estado se orienta más al mercado. El objetivo es imponer una determinada idea de la realidad. Según Wolin "en el fondo, mentir es la expresión de una voluntad de poder. Mi poder aumenta si una descripción del mundo que es producto de mi voluntad es aceptada como real". Que así no sea.

jueves, 8 de enero de 2009

Cadena perpetua por decir la verdad

Un recorte de prensa de hace unas semanas me vuelve a espantar recordándome que un tribunal chino ha condenado a cadena perpetua a un activista tibetano y ha impuesto largas condenas a otros seis. Sus delitos: pasar información al extranjero sobre la situación del Tíbet. Comunicar lo que sucede, confesar la opresión, revelar la verdad, contar la humillación, declarar la infamia, exponer la degradación moral y testimoniar la intolerancia se paga muy caro en los estados totalitarios. En esos lugares, la mentira es necesaria para considerarse verdadero.

Un artículo de Ángeles Caso en Público anuncia la iniciativa de Amnistía Internacional: una campaña llamada Regala tus palabras para mandar mensajes de apoyo a tres presos de conciencia africanos. Se pueden enviar a través de la página web www.es.amnesty.org/regalatuspalabras

Es hora de actuar masivamente. A todas las personas que sufren persecuciones por ser libres y contar lo que de verdad sucede les diría que cuenten conmigo, que apuesto por ellos, porque soy ellos y ellos, yo. Todos somos uno y nos necesitamos más que nunca. Parafraseando a George Orwell, "en tiempos de engaños y mentiras, decir la verdad es un acto revolucionario". Tenemos derecho a rebelarnos. Ya.

POEMA DE VÍCTOR HUGO

Te deseo primero que ames,
y que amando, también seas amado.
Y que, de no ser así, seas breve en olvidar
y que después de olvidar, no guardes rencores.
Deseo, pues, que no sea así, pero que si es,
sepas ser sin desesperar.

Te deseo también que tengas amigos,
y que, incluso malos e inconsecuentes
sean valientes y fieles, y que por lo menos
haya uno en quien confiar sin dudar.

Y porque la vida es así,
te deseo también que tengas enemigos.
Ni muchos ni pocos, en la medida exacta,
para que, algunas veces, te cuestiones
tus propias certezas. Y que entre ellos,
haya por lo menos uno que sea justo,
para que no te sientas demasiado seguro.

Te deseo además que seas útil,
mas no insustituible.
Y que en los momentos malos,
cuando no quede más nada,
esa utilidad sea suficiente
para mantenerte en pie.

Igualmente, te deseo que seas tolerante,
no con los que se equivocan poco,
porque eso es fácil, sino con los que
se equivocan mucho e irremediablemente,
y que haciendo buen uso de esa tolerancia,
sirvas de ejemplo a otros.

Te deseo que siendo joven no
madures demasiado deprisa,
y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer,
y que siendo viejo no te dediques al desespero.
Porque cada edad tiene su placer
y su dolor y es necesario dejar
que fluyan entre nosotros.

Te deseo de paso que seas triste.
No todo el año, sino apenas un día.
Pero que en ese día descubras
que la risa diaria es buena, que la risa
habitual es sosa y la risa constante es malsana.

Te deseo que descubras,
con urgencia máxima, por encima
y a pesar de todo, que existen,
y que te rodean, seres oprimidos,
tratados con injusticia y personas infelices.

Te deseo que acaricies un perro,
alimentes a un pájaro y oigas a un jilguero
erguir triunfante su canto matinal,
porque de esta manera,
sentirás bien por nada.

Deseo también que plantes una semilla,
por más minúscula que sea, y la
acompañes en su crecimiento,
para que descubras de cuántas vidas
está hecho un árbol.

Te deseo, además, que tengas dinero,
porque es necesario ser práctico,
Y que por lo menos una vez
por año pongas algo de ese dinero frente a ti y digas: "Esto es mío",

sólo para que quede claro
quién es el dueño de quién.

Te deseo también que ninguno
de tus defectos muera, pero que si
muere alguno, puedas llorar
sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.

Te deseo por fin que, siendo hombre,
tengas una buena mujer, y que siendo
mujer, tengas un buen hombre,
mañana y al día siguiente, y que cuando
estén exhaustos y sonrientes,
hablen sobre amor para recomenzar.

Si todas estas cosas llegaran a pasar,
no tengo más nada que desearte.