domingo, 31 de mayo de 2009

Hambre en un planeta extremadamente rico

Según el informe anual de Amnistía Internacional sobre los derechos humanos, hay cerca de 1.000 millones de personas que pasan hambre en el planeta; repito la cifra porque no es baladí, 1.ooo millones, o sea, 1.000.000.000 de seres humanos sufriendo por no poder alimentarse lo suficiente. Una frivolidad y una aberración; y, si además tenemos en cuenta las muertes en todo tipo de conflictos, los abusos e injusticias, podemos subrayar, como dijo hace poco el cineasta Lars Von Trier, que "el caos reina". El caos reina en un planeta paradisíaco, qué contradicción! La solidaridad, la compasión y la justicia hace ya tiempo que las hemos desinteriorizado, y hace más que o han desaparecido del diccionario o sencillamente más nos interesa no verlas. Hay que sufrir, debemos experimentarlo todo para saber lo que se siente, incluso pasando hambre en un mundo extremadamente rico. Otra paradoja más!

jueves, 19 de febrero de 2009

La realidad como proyección de la mente: somos lo que pensamos

Dijo Buda hace mucho tiempo que somos lo que pensamos, que todo lo que somos surge con nuestro pensamiento, que con nuestros pensamientos creamos el mundo, y, concluía: "habla o actúa con una mente impura y los problemas te seguirán como la rueda sigue al buey que tira del carro; habla o actúa con una mente pura y la felicidad te seguirá como tu sombra".
Tal y como dijo Milarepa, otro gran maestro, "mi religión es vivir y morir sin remordimientos". Que así sea.

lunes, 16 de febrero de 2009

¿Vivimos?

Henry David Thoreau fue un ser especial. Su experiencia en soledad y en comunión con la naturaleza durante dos años la reflejó en su libro Walden, en el que apuntaba que se fue a vivir profundamente en el bosque para no darse cuenta en el momento de morir, de que no había vivido. ¿Vivimos?
Padmasambhava se preguntó: ¿existe noción más escalofriante sobre el mundo moderno sobre la que la mayoría de la gente muere sin estar preparada para la muerte, de la misma forma que ha vivido, es decir, sin estar preparada para la muerte?

martes, 13 de enero de 2009

Tenemos derecho a rebelarnos

Para el filósofo indio Krishnamurti “los problemas mundanos sólo se resolverían mediante la completa transformación interna del ser humano, porque la crisis contemporánea es una crisis de conciencia, una crisis que ya no puede continuar aceptando las viejas normas, los viejos patrones, las antiguas tradiciones… y, considerando lo que el mundo es ahora, con toda la miseria, conflictos, brutalidad destructiva, agresión y demás, el hombre es aún como era antes, aún es brutal, violento, agresivo, posesivo, competitivo…y ha construido una sociedad alrededor de esto”. En sus numerosas charlas hablaba de la importancia de traer a la mente humana la revolución radical, entregándonos completamente a cada uno de los asuntos que necesitáramos averiguar y no aceptando las cosas como son, sino entendiéndolas, digiriéndolas, examinándolas. Perseguía una manera diferente de vivir. Y concluía: “Pero eso depende de ti y de nadie más, porque en esto no hay maestro, ni alumno, ni líder, ni gurú, ni amo ni sirviente. Tú eres el maestro, el alumno, el amo, el gurú y el líder…¡¡ERES TODO!! … y, entender es transformar lo que es”.

Al hilo de lo que proclamaba Krishnamurti, el científico y divulgador Carl Sagan sentenciaba en su serie Cosmos: “Los viejos intereses, desde el chauvinismo racial, sexual, y religioso, hasta el fervor nacionalista rabioso están dejando de funcionar. Una nueva conciencia se está desarrollando y ve la tierra como un único organismo; y reconoce que un organismo en guerra consigo mismo está condenado”. Esta visión holística de la vida, en la que todos los elementos y seres vivos estamos interrelacionados y nos necesitamos mutuamente, se ha ido perdiendo por el camino. Nuestra verdadera naturaleza divina, de la que nos han separado al nacer y de la que cada vez sabemos menos, es nuestra habilidad de crear, nuestra capacidad de conectar con todo lo que existe, nuestro potencial de hacer el bien. La auténtica realización, el camino para lograr una vida más espiritual. Buda enseñó que la naturaleza de la mente y de todos los fenómenos es el vacío, el ilimitado potencial de aparecer, cambiar o desaparecer, la base que todo lo hace posible, el sentido de apertura que se siente cuando se deja descansar la mente. Básicamente, si la vacuidad es la interdependencia de todo, las cosas carecen de existencia independiente, por lo que están vacías

Un maestro tibetano precisó toda su filosofía vital en unas pocas palabras: “Reconoce siempre la característica onírica de la vida y reduce el apego y la aversión. Practica la benevolencia hacia todos los seres. Sé amoroso y compasivo, te hagan lo que te hagan los demás. Lo que puedan hacerte no te importará tanto cuando lo veas como un sueño. El truco está en tener una intención positiva durante el sueño. Esto es lo esencial. Esto es la verdadera espiritualidad”.


Tenemos derecho a rebelarnos y a cambiar este mundo. Ésta fue una de las consignas lanzadas al aire por los estudiantes franceses en mayo de 1968. Cuatro décadas después este mensaje continúa extendiéndose como la pólvora, estallando como una bomba en la conciencia y creando una formidable onda expansiva. Tenemos el derecho a rebelarnos y el poder de cambiar este mundo. De cambiar de rumbo.

sábado, 10 de enero de 2009

El sistema total

Josep Ramoneda reseña en El País el nuevo libro de Sheldon S. Wolin, Democracia S.A. La democracia dirigida y el fantasma del totalitarismo. El totalitarismo invertido, a diferencia del clásico, nace de una evolución dirigida, y su objetivo es la desmovilización de las masas desde el poder hasta devolverlas al estado infantil. El fin último consiste en crear un sistema político en el que el papel de la ciudadanía se reduce exclusivamente al momento del voto. La democracia dirigida que EEUU intenta exportar al mundo es una unión del poder corporativo y el poder gubernamental, lo que se ha llamado corporatocracia. Su pretensión es la desmovilización ciudadana, atemorizarla y desocializarla, la privatización de las funciones y los servicios públicos, la implementación de políticas económicas destinadas a beneficiar a las élites y un desprecio a las políticas sociales.

Así, el poder corporativo se politiza más y el poder del Estado se orienta más al mercado. El objetivo es imponer una determinada idea de la realidad. Según Wolin "en el fondo, mentir es la expresión de una voluntad de poder. Mi poder aumenta si una descripción del mundo que es producto de mi voluntad es aceptada como real". Que así no sea.

jueves, 8 de enero de 2009

Cadena perpetua por decir la verdad

Un recorte de prensa de hace unas semanas me vuelve a espantar recordándome que un tribunal chino ha condenado a cadena perpetua a un activista tibetano y ha impuesto largas condenas a otros seis. Sus delitos: pasar información al extranjero sobre la situación del Tíbet. Comunicar lo que sucede, confesar la opresión, revelar la verdad, contar la humillación, declarar la infamia, exponer la degradación moral y testimoniar la intolerancia se paga muy caro en los estados totalitarios. En esos lugares, la mentira es necesaria para considerarse verdadero.

Un artículo de Ángeles Caso en Público anuncia la iniciativa de Amnistía Internacional: una campaña llamada Regala tus palabras para mandar mensajes de apoyo a tres presos de conciencia africanos. Se pueden enviar a través de la página web www.es.amnesty.org/regalatuspalabras

Es hora de actuar masivamente. A todas las personas que sufren persecuciones por ser libres y contar lo que de verdad sucede les diría que cuenten conmigo, que apuesto por ellos, porque soy ellos y ellos, yo. Todos somos uno y nos necesitamos más que nunca. Parafraseando a George Orwell, "en tiempos de engaños y mentiras, decir la verdad es un acto revolucionario". Tenemos derecho a rebelarnos. Ya.

POEMA DE VÍCTOR HUGO

Te deseo primero que ames,
y que amando, también seas amado.
Y que, de no ser así, seas breve en olvidar
y que después de olvidar, no guardes rencores.
Deseo, pues, que no sea así, pero que si es,
sepas ser sin desesperar.

Te deseo también que tengas amigos,
y que, incluso malos e inconsecuentes
sean valientes y fieles, y que por lo menos
haya uno en quien confiar sin dudar.

Y porque la vida es así,
te deseo también que tengas enemigos.
Ni muchos ni pocos, en la medida exacta,
para que, algunas veces, te cuestiones
tus propias certezas. Y que entre ellos,
haya por lo menos uno que sea justo,
para que no te sientas demasiado seguro.

Te deseo además que seas útil,
mas no insustituible.
Y que en los momentos malos,
cuando no quede más nada,
esa utilidad sea suficiente
para mantenerte en pie.

Igualmente, te deseo que seas tolerante,
no con los que se equivocan poco,
porque eso es fácil, sino con los que
se equivocan mucho e irremediablemente,
y que haciendo buen uso de esa tolerancia,
sirvas de ejemplo a otros.

Te deseo que siendo joven no
madures demasiado deprisa,
y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer,
y que siendo viejo no te dediques al desespero.
Porque cada edad tiene su placer
y su dolor y es necesario dejar
que fluyan entre nosotros.

Te deseo de paso que seas triste.
No todo el año, sino apenas un día.
Pero que en ese día descubras
que la risa diaria es buena, que la risa
habitual es sosa y la risa constante es malsana.

Te deseo que descubras,
con urgencia máxima, por encima
y a pesar de todo, que existen,
y que te rodean, seres oprimidos,
tratados con injusticia y personas infelices.

Te deseo que acaricies un perro,
alimentes a un pájaro y oigas a un jilguero
erguir triunfante su canto matinal,
porque de esta manera,
sentirás bien por nada.

Deseo también que plantes una semilla,
por más minúscula que sea, y la
acompañes en su crecimiento,
para que descubras de cuántas vidas
está hecho un árbol.

Te deseo, además, que tengas dinero,
porque es necesario ser práctico,
Y que por lo menos una vez
por año pongas algo de ese dinero frente a ti y digas: "Esto es mío",

sólo para que quede claro
quién es el dueño de quién.

Te deseo también que ninguno
de tus defectos muera, pero que si
muere alguno, puedas llorar
sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.

Te deseo por fin que, siendo hombre,
tengas una buena mujer, y que siendo
mujer, tengas un buen hombre,
mañana y al día siguiente, y que cuando
estén exhaustos y sonrientes,
hablen sobre amor para recomenzar.

Si todas estas cosas llegaran a pasar,
no tengo más nada que desearte.

ESCEPTICISMO SALUDABLE

La semana pasada leí en un periódico una entrevista a un especialista en animación, Will Vinton, en la que manifestaba: “No tardé en desarrollar un saludable escepticismo acerca del género documental. Creía que, en el fondo, siempre se trata de contar una mentira, de presentar tu punto de vista como un hecho”. Las dos acepciones de documental, según la Real Academia Española, son: “1. Que se funda en documentos o se refiere aellos, y 2. Dicho de una película que representa, con carácter informativo o didáctico, hechos, escenas, experimentos, etc, tomados de la realidad”. O sea, una sucesión de imágenes en movimiento verídicas. El único requisito para ver es observar y hacer las preguntas adecuadas.

El deber de todo informador es ser lo más objetivo posible. El significado de objetivo, es: “perteneciente o relativo al objeto en sí mismo, con independencia de la propia manera de pensar o desentir. Desinteresado, desapasionado”, frente a subjetivo: “perteneciente o relativo al sujeto, considerado en oposición al mundo externo. Relativo a nuestro modo de pensar o de sentir, y no al objeto en sí mismo”.

Recuerdo a una profesora de la facultad de Ciencias de la Información que reiteraba que, ante la imposibilidad de alcanzar la objetividad plena, un imposible, (ya que todo informador tiene una intención, debe seleccionar hechos, fuentes, declaraciones, lo que implica desechar, matizar, titular su trabajo) se debía tender hacia una honesta subjetividad. Nosotros, como equipo, hemos intentado ser lo más objetivos posible, hemos intentado ser honestos y tratar el fenómeno de la inmigración lo más fielmente que hemos podido (Clandestinos: fronteras en el mar). Nadie es perfecto. Frente a posibles fallos, nuestra intención siempre fue dirigida a informar, denunciar y sensibilizar, nunca a mentir o a manipular.

No estoy de acuerdo con el animador en que los documentales sean una mentira, aunque puedan serlo, intencionadamente; en cambio estoy totalmente a favor de desarrollar, como propone, un escepticismo “saludable” hacia todo lo que nos condiciona, hacia todas las fuerzas que nos influyen. Al hablar de escepticismo “saludable” no hablo de desconfianza porque sí, sino de una duda razonable respecto a todo lo que nos intentan vender. Se trata de una lucha contra la pasividad, el interés deshonesto o el egoísmo desmesurado que nos conduce a la ceguera. Propongo un estado de conciencia que nos haga más curiosos, más perfectos, más eficaces, más humanos. Han oído bien, más humanos. El hombre ya no debería ser un lobo para el hombre.

La práctica Dzogchen de cada día (Dilgo Khyentse Rinpoche)

La práctica diaria de dzogchen sirve para desarrollar simplemente una aceptación sin reservas, una apertura sin límites hacia todas las situaciones.

Deberíamos entender la apertura como un amplio espacio para nuestras emociones, y deberíamos relacionarnos con las personas sin artificialidad, manipulación o estrategia.

Deberíamos experimentar todo de un modo completo, sin retraernos en nosotros mismos –tal como una marmota se esconde en su agujero-. Esta práctica libera una tremenda energía que habitualmente es constreñida por el proceso de mantener puntos de referencia fijos. La ‘referencialidad’ es el proceso en virtud del cual nos retiramos de la experiencia directa de la vida diaria.

Estar presente en el ahora puede generar temores inicialmente. Mas dando la bienvenida a la sensación de temor con total apertura, rompemos las barreras creadas por los patrones emocionales habituales.

Cuando nos comprometemos en la práctica del descubrimiento del espacio, deberíamos desarrollar el sentimiento de apertura de nosotros mismos de modo completo hacia todo el universo. Deberíamos abrirnos con absoluta simplicidad y desnudez mental. Esta es la práctica ordinaria y poderosa de retirar la máscara de la autoprotección (la coraza).

No deberíamos hacer en nuestra meditación una división entre percepción y campo de percepción. No deberíamos llegar a ser como un gato que acecha al ratón. Deberíamos entender que el propósito de la meditación no es “ir profundamente en nosotros mismos” o retirarse del mundo. La práctica debería ser libre y no conceptual, libre de introspección y concentración.

Un vasto y sin origen autoiluminado espacio de sabiduría es la base del ser – el principio y el fin de la confusión-. La presencia de la conciencia en el estado primordial no muestra tendencia alguna hacia la iluminación o no iluminación. La base del ser conocida como mente pura u original es la fuente de la cual surgen todos los fenómenos. Es conocida como la gran madre, como la matriz de potencialidad en el que todos los seres surgen y se disuelven en una autoperfeccionada y absoluta espontaneidad natural.

Todos los aspectos del fenómeno son claros y lúcidos. El universo entero está abierto y sin obstrucciones –todo se está interpenetrando mutuamente-.

No hay nada que lograr o alcanzar viendo todas las cosas desnudas, limpias y libres de obstrucciones. La naturaleza del fenómeno aparece de modo natural y es presentada de forma natural en la conciencia trascendente en el tiempo. Todo es naturalmente perfecto justo en la forma en que es. Todo fenómeno aparece en su unicidad como parte de un modelo continuamente cambiante. Estos modelos están vibrando de contenido y significado en cada momento; aunque no hay una necesidad de atraer tales significados más allá del momento en el que se presentan a sí mismos.

Esta es la danza de los cinco elementos la que la importancia es el símbolo de la energía y la energía un símbolo del vacío. Nosotros somos un símbolo de nuestra propia iluminación. Sin esfuerzo o práctica cualquiera, la liberación o la iluminación ya están aquí

La práctica diaria de dzogchen es como la vida diaria misma. Dado que el estado no desarrollado no existe, no hay necesidad alguna para comportarse de un modo especial o intentar lograr por encima o más allá de lo que actualmente eres. No debería haber sentimientos de esfuerzos por alcanzar alguna “meta asombrosa” o un “estado avanzado”.

Esforzarse para tal estado es una neurosis que únicamente nos condiciona y sirve para obstaculizar el libre fluirde la Mente. Deberíamos asímismo evitar pensar en nosotros como personas sin valor -somos por naturaleza libres e incondicionados-. Nosotros estamos intrínsecamente iluminados y no carecemos de nada.

Cuando nos involucramos en la práctica meditativa, deberíamos sentirlo como algo tan natural como comer, respirar o defecar. No debería convertirse en un evento especializado o formal, hinchado de seriedad y solemnidad. Deberíamos entender que la meditación trasciende esfuerzos, prácticas, objetivos, metas y la dualidad de liberación y no-liberación. La meditación es siempre ideal; no hay necesidad de corregir nada. Dado que todo lo que surge es simplemente el juego de la mente como tal, no hay meditación insatisfactoria ni necesidad de juzgar los pensamientos como buenos o malos.

Por esa razón deberíamos simplemente estar sentados. Simplemente quédate en tu propio sitio, en tu propio estado sea cual sea. No tenemos que pensar “estoy meditando” cuando olvidamos nuestros sentimientos autoconscientes. Nuestra práctica debería ser sin esfuerzo, sin tensión, sin intentos de controlar o de forzar, y sin intentar llegar a estar “tranquilo”.

Si nos damos cuenta que nos estamos alterando por una de estas vías, pararemos inmediatamente la meditación y sencillamente descanaremos o relajaremos un rato. Después volvemos a reanudar la meditación. Si tenemos “experiencias interesantes” tanto durante como después de la meditación, deberíamos evitar darle mayor importancia a ello. Dedicar tiempo pensando sobre experiencias es simplemente una distracción y un intento de no ser natural. Estas experiencias son señales de práctica y debieran ser consideradas como acontecimientos transitorios. No deberíamos intentar volver a experimentarlas, porque haciéndolo sólo sirve para distorsionar la natural espontaneidad de la mente.

Todos los acontecimientos son completamente frescos, absolutamente únicos y enteramente libres de todos los conceptos del pasado, presente y futuro; pues son experimentados en la atemporalidad.

La continua corriente de nuevos descubrimientos, revelaciones e inspiraciones que surgen a cada momento son una manifestación de nuestra claridad. Deberíamos aprender a ver la vida diaria como un mandala –las franjas luminosas de nuestra experiencia que irradian espontáneamente desde la naturaleza vacía de nuestro ser-. Los aspectos del mandala son los objetos cotidianos de nuestra experiencia vital que se mueven en una danza o son un juego dentro del universo. A través de este simbolismo revela el maestro interior el significado profundo y último del ser. De ahí que debiéramos ser naturales y espontáneos, asimilando y aprendiendo de todo. Esto nos permite ver el lado irónico y divertido de los acontecimientos que habitualmente nos irritan.


En la meditación podemos ver através de la ilusión del pasado, presente y futuro –nuestra experiencia se convierte en continuidad del ahora-. El pasado es sólo una memoria no fiable retenida en el presente. El futuro es sólo una proyección de nuestras propias concepciones. El presente mismo se desvanece tan pronto intentamos asirlo. De ahí que ¿por qué preocuparse con intentos por establecer una ilusión de firme fundamento?

Deberíamos liberarnos de nuestras pasadas memorias y de preconcepciones sobre la meditación. Cada momento de meditación es completamente único y lleno de potencialidad. En esos momentos seremos incapaces de juzgar nuestra meditación en términos de experiencia pasada, teoría seca o hueca retórica.

Sencillamente sumergiéndose en la meditación en el momento presente, con nuestro ser completo, libre de dudas, aburrimientos o excitaciones, eso es iluminación.

SOMOS POLVO DE ESTRELLAS (Mensaje de CARL SAGAN)

"Un visitante extraterrestre que examinara las diferencias entre las sociedades humanas,

hallaría estas diferencias triviales comparadas con las semejanzas. Nuestras vidas, nuestro

pasado y nuestro futuro están atados a la luna, al sol y a las estrellas...Nosotros los humanos

hemos visto los átomos que constituyen la naturaleza y las fuerzas que esculpieron este

trabajo...Y nosotros, que conformamos los ojos y los oídos y los pensamientos y las sensaciones

locales del cosmos hemos comenzado a preguntarnos sobre nuestros orígenes...polvo de estrellas

contemplando las estrellas, organizadas colecciones de 10 billones de billones de billones de

átomos, contemplando la evolución de la naturaleza, marcando ese largo camino por el que llegó

la conciencia al planeta tierra. Nuestras lealtades son con las especies y el planeta. Nuestra

obligación para sobrevivir y prosperar se lo debemos no sólo a nosotros mismos sino al viejo y

vasto cosmos desde donde nacimos. Somos una especie. Somos polvo de estrellas cosechando luz

estelar".

CIENCIA EN LAS CAÑADAS DEL TEIDE

Cuentan que el alemán Kircher y el italiano Riccioli, ambos astrónomos y jesuitas, se establecieron en el Teide en algún momento del siglo XVII, sobre 1630, para estudiar la Luna y los satélites de Saturno. Frente a la falta de datos fiables que corroboren estos hechos, debemos situar el comienzo del atractivo científico de la zona durante el siglo XVIII. El primer científico que visita Las Cañadas del Teide es el religioso, astrónomo y botánico francés Louis Feuillée en 1724. Llegó enviado por la Academia de las Ciencias de París con el objetivo de fijar la posición geográfica de Canarias; descubre la violeta del Teide y, ayudado por su discípulo Verguin, establece la altura del volcán en 2213 toesas (4306metros) -la toesa fue una antigua medida francesa de longitud equivalente a 1,946 metros-.

En 1776 el botánico escocés Francis Masson recolecta muestras de flora de la isla para el londinense Real Jardín Botánico de Kew, y tres años más tarde, el sacerdote y polígrafo canario José Viera y Clavijo trata ampliamente el tema del Teide en su obra “Historia General de las IslasCanarias” y describe con minuciosidad sus rocas volcánicas en el “Diccionario de Historia Natural”. A partir de entonces Tenerife será constantemente frecuentada por las grandes expediciones científicas del siglo, como las del Conde de La Pérouse, con los botánicos La Martiniere y Monges en 1785 o la patrocinada por la Corona Española en 1799 rumbo a América, con el botánico francés Bonpland y el naturalista prusiano Alexander Von Humboldt. Este último clasifica la violeta del Teide y se erige como el más preciso al determinar la altura del volcán en 1909 toesas (3.714 metros), quedándose a tan sólo 4 metros por debajo de su altura real.

Durante el siglo XIX Tenerife se convierte en uno de los destinos preferidos de un gran número de científicos y naturalistas, atraídos por su abundante riqueza natural y la gran accesibilidad a su volcán. El geólogo francés Cordier y los alemanes VonBuch y Hartung estudian el volcán en profundidad; el marino y naturalista francés, Sabino Berthelot, y el inglés Philip Barker Webb escriben conjuntamente la imprescindible “HistoriaNatural de las Islas Canarias”; el tisiólogo James Clark viaja a Tenerife con el objetivo de investigar el efecto del clima en enfermedades pulmonares, y el médico inglés William Wilde, padre del escritor Oscar Wilde, elogia las bondades del clima para restablecer la salud; los botánicos Bourgeaus y Despreaux (1846) clasifican la flora canaria; Piazzi Smith realiza observaciones astronómicas durante 40 días, y su mujer, Jessi Duncan, toma las primeras fotografías del Teide en 1856; y, entre otras muchas personalidades científicas, a finales de siglo también visitó la isla el zoólogo y filósofo alemán Haeckel, considerado padre de la ecología.

A principios del siglo XX, concretamente en 1905, el profesor Hergesell monta su campamento base en la cima de Guajara para investigar la alta atmósfera mediante el lanzamiento de globos sonda; el astrónomo francés Mascart observa desde el mismo punto el paso del cometa Halley en 1910, y colabora con el doctor Paumwitz en el estudio de los efectos de la luz solar en la fisiología y en la terapia de las enfermedades pulmonares, que, en comparación con experiencias en Egipto, Sudány Marruecos, concluye que las radiaciones luminosas alcanzan en Las Cañadas una magnitud no observable en ningún lugar del mundo, debido al aire más puro casi exento de vapores y su constante luz directa, de mayor efecto fisiológico que la luz difusa. A partir de entonces numerosos enfermos se instalan en el Parque Nacional, y años más tarde se llega a construir un sanatorio antituberculoso.

A mediados del siglo XX, y con vistas a crear un Observatorio Astrofísico Internacional en el Parque Nacional, donde se había comenzado a trabajar experimentalmente con el primer telescopio, se invita a inspeccionar la zona a los directores de los observatorios de París, de Cambridge y de Pic du Midí, éste último también Presidente de la Comisión de la Unión Astronómica Internacional para la instalación de nuevos complejos. Todos los informes fueron favorables, para, finalmente en 1975 constituirse el Instituto Astrofísico de Canarias con los Observatorios Internacionales del Teide, dedicado principalmente a estudios solares, y el del Roque de los Muchachos en la isla de La Palma, centrado principalmente en las estrellas. El astrónomo francés Mascart concluía su trabajo “Impresiones y observaciones de un viaje a Canarias” con estos elogios: “No hay sitio más a propósito para las observaciones astrofísicas y meteorológicas por la diafanidad del cielo, la pureza del aire y la constante intensidad de la luz como Las Cañadas”.

miércoles, 7 de enero de 2009

África y nosotros

Los medios de comunicación españoles dedican en la actualidad mayor espacio al vecino continente pero aún la imagen que se da es mínima y muy centrada en la inmigración ilegal; tenemos una visión incompleta de África.

Durante el 2006, año en el que registramos el fenómeno y las reacciones provocadas para realizar nuestro documental Clandestinos: fronteras en el mar, llegaron a Canarias más de 30.000 inmigrantes subsaharianos y murieron más de 5.000. “El éxodo ha sido tan grande que quedan pocas familias enteras”, manifestó la directora de Cayucos, María Miró.

Un titular reciente:

- Una ola xenófoba recorre Italia. Iglesia, oposición y ONG denuncian que el país vive en un clima “irrespirable” por el aumento de ataques a extranjeros.

Vivimos atrapados en el miedo y son las sociedades más seguras las más atemorizadas.Para el psicoanalista y filósofo James Hillman, “los temores de la gente provienen del entorno, de la economía, del racismo, de la arquitectura, de los sistemas de enseñanza, del capitalismo, de la explotación, de la precariedad”. Un estudio actual de la Fundación Censis indica que Roma es la capital mundial del miedo, y según su director “la razón del temor romano es la nula adaptaciónde la ciudad al cambio generado por la inmigración. Si ciudades como Pekín o Bombay presentan altos niveles de satisfacción, es entre otras cosas por la interpretación positiva de los flujos migratorios”. Los inmigrantes son vistos como enemigo interior y como una amenaza continua, y de eso tienen mucha culpa los medios de comunicación.

El informador debe asumir una gran responsabilidad social en la comunicación de las noticias sobre inmigración, ya que todo, el lenguaje utilizado, la presentación de la noticia y los detalles que incluya u omita, pueden condicionar la percepción que el ciudadano tenga sobre el fenómeno migratorio. Las recomendaciones a los periodistas, grosso modo, son: no exagerar, contextualizar, no realizar afirmaciones gratuitas - relacionar inmigración con delincuencia o inseguridad ciudadana-, contrastar las fuentes y contribuir a dignificar la imagen del inmigrante y a resaltar la parte positiva de la inmigración. La verdad es que no han sido muy diligentes en este aspecto, se ha pecado de falta de sentido común, no se ha respetado la dignidad de la persona y se ha perseguido, en muchas ocasiones, el morbo gratuito.

La información no debe ser sesgada, no debe nutrirse exclusivamente de fuentes institucionales, ni hacerse desde un despacho: hay que vivirlo para contarlo.

No olvidemos que los medios de comunicación son grandes empresas con ánimo de lucro, y es lógico que intenten perpetuar el status quo de la sociedad, el orden dominante, a través del tratamiento informativo de ciertos asuntos. Ya saben: el que paga la orquesta decide qué música tocar.

Hace unos días aparecía en prensa una ilustración del Roto en el que se veía a un hombre con los brazos cruzados que decía: “He decidido rebelarme contra las injusticias, ¡Para mis adentros, naturalmente!”. Mi propuesta es que no seamos indiferentes ante nada, que combatamos las injusticias actuando, siendo más humanos, despertando nuestra conciencia colectiva. La compasión es el modo en que nuestra imaginación se implica en hacer el bien a los demás. Para el antropólogo Levy-Strauss, “un humanismo bien ordenado no comienza en uno mismo, sino que ubica el mundo antes que la vida, la vida antes que el hombre y el respeto a los otros antes que el amor propio”.

Todos los principios morales, todos, se pueden resumir en una simple regla: no hacer a los demás lo que no queremos que los demás nos hagan a nosotros.